
Igual que un canto o el presagio de un silencio, la línea de una luz callada surge en este movimiento de unas manos, de unos rostros y unos brazos que son la liturgia del vuelo alzado de una celebración: el mundo queda ahora resumido en este espacio, en este ámbito en que los cuerpos son el rezo íntimo de un aire, la clausura serena de una respiración en la que se detiene la vida y renace otra más alta, más libre y más pura.
Ficha artística:
Dirección y Coreografía: Asun Noales
Intérpretes: Saray Huertas, Asun Noales, Salvador Rocher y Sebastian Rowinsky
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